DONDE JESUS ME VEA



DONDE JESÚS ME VEA


M e encanta leer los evangelios porque al leer la anécdotas de Jesús me puedo transportar con mis pensamientos a esos momentos tan especiales que el vivió con sus Discípulos, y leyendo hace poco algunas de esas vivencias me encontré con tres personajes que tuvieron tres historias diferentes de vida pero que al tener su encuentro con Jesús hubo una coincidencia, los tres se colocaron en un lugar cerca de Jesús, donde pudieron verlo o tocarlo. De esas tres personas que te hablo son: Zaqueo (Se subió a un árbol para que Jesús lo viera); Batimento (Grito tan fuerte hasta que Jesús lo escucho) y La Hemorroísa (quien se arrastro hasta llegar a los pies de Jesús para tocar el borde de su manto), ellos querían su milagro e iban a hacer todo lo que fuera necesario para conseguirlo, se dejaron ver por Jesús, algunos a propósito y otros con temor, pero nunca se detuvieron hasta conseguir del mismo Jesús ese milagro que ellos entendían cambiaría su vida.


Pero lo que más me impacta de estas historias es la determinación con la que los tres se propusieron ver a Jesús y dejarse ver por El. Viendo a esta tres personas me llega a la mente las veces que en nuestra vida Jesús está cerca o pasa por nuestro lado y nosotros estamos necesitados de su presencia, de su amor pero por no estar pendientes ni  estar claros de cuál es ese milagros que queremos lo dejamos ir sin darnos cuenta, ellos fueron lucharon, buscaron lo que quería y lo consiguieron, viéndolo así hay ocasiones que quiero y necesito algo en mi vida, lo hablo con amigos, le pregunto a mis personas de confianza pero no me dejo ver por quien en realidad tiene la capacidad de hacer ese milagro en mi vida, y es así como he ido aprendiendo poco a poco que donde debo ir es a ese lugar santo, a los pies de Jesús, en el santísimo sagrario. Ir a Jesús sacramentado y entregarle mis imperfecciones, mi pecado, lo que me ciega y no me deja ver, así es El me devuelve su amor, su misericordia, su sanidad y su redención. Dejarme ver por Jesús es un regalo que no solo  también me permite ver, conocer y tocar a quien es mi verdadero milagro, Jesús Sacramentado.

Att: Alix, DTB.

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